BOGOTÁ 16 de noviembre de 2021.- Cada día tiene un escándalo nuevo la presidenta de la Camara de Representantes del Congreso de la República Jennifer Arias, del Partido Centro Democrático, esta vez no es nada más ni nada menos que por plagio, que implica la copia de obras ajenas haciéndolas pasar por propias, quien pretendió luego retirar el trabajo criticado y tapar el asunto, ante la Universidad Externado de Colombia, lo cual fue rechazado, o del concejal Alex Flórez que pretende grados de manera exprés, en la Universidad de Medellín y amenaza con acciones de tutela y abogados, de cosas que debió hacer en su momento, o del senador Julián Bedoya del Partido Liberal que de manera irregular y exprés obtuvo el título de abogado Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín, institución que le revocó su título, demuestra que nuestros políticos y dirigentes no son honestos ni con los ciudadanos ni con ellos mismos.
Cuantos colombianos no pueden terminar sus estudios de pregrado, posgrado y maestría por carecer de recursos económicos o porque por sus compromisos laborales no les da el tiempo para dedicarse a una tesis o trabajo de grado para lograr obtener un título. Pero en cambio nuestros dirigentes no importan el espectro político, de manera muy conveniente que sorprenderían, logran todo lo que consiguen, pero no de manera ética y honesta, sino bajo el dios del dinero, las influencias y los contactos políticos.
No será la primera vez, ni la última ya lo cometió Enrique Peñalosa y Gustavo Petro con títulos que hacen ver como maestrías o doctorados, que no existen o simples cursos o diplomados, que ni por la intensidad horaria, ni calidad del estudio se pueden asimilar a títulos de especialización. Especialización que se refiere a dedicar unos años a profundizar sobre temas muy específicos, incluso genera nuevas formas de plasmar ideas a la conciencia colectiva, devolviendo parte del esfuerzo de los Estados en la educación.
Ya alguna vez un médico Camilo Herrera Triana, con papeles falsos ejerció como psiquiatra en el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y las consecuencias legales para ciertos de casos penales fue terrible.
La conclusión es clara, los que plagian, roban ideas de otros, alardean de títulos académicos falseados, o le dan calidades a estudio a cursitos de garaje que no son ni posgrados, maestrías o doctorados, engañando al pueblo y sus electores, aunado a que su falta de honestidad hace perder la confianza y credibilidad en ellos y su falta de ética, implica que no tienen la calidad moral para defender nuestros intereses,
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Y eso que no han revisado la hoja de vida títulos de dudosa procedencia la convalidación del experto en seguridad Y ex funcionario de Colombia joven el ahora excelentísimo ministro del interior Daniel Palacios