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Para la izquierda no existe ni la Presunción de Inocencia, ni el Debido Proceso, su doble moral sólo señala condenas. Por: LGCN

No es exclusivo del Caso Haití – Colombia

“Si algo que me hierve la sangre es que no sirvo para poner la otra mejilla ante la injusticia”

Pretendía no tocar el caso de los colombianos en Haití, pero en razón de las afirmaciones de varios miembros del Congreso de la República de izquierda que dan por sentado en sus declaraciones incendiarias, desproporcionadas e irresponsables en redes sociales, que dichos nacionales detenidos en el país caribeño son culpables de la muerte del presidente de esa nación Jovenel Moïse. Reitero lo que dije en redes “Para Petro, Bolívar, Pizarro, Katherine Miranda, Claudia López, Cepeda, ser colombiano es #VerguenzaMundial #VerguenzaNacional deberían cambiar de nacionalidad, el hecho de ser colombiano no es sinónimo de narcotraficante, asesino, ni mercenario, ustedes estigmatizan a su propio pueblo”

Sólo veo el afán inusitado de culpar a unos connacionales a como dé lugar porque algunos son ex militares, prácticamente insinuando que fueron enviados por el gobierno colombiano o el uribismo a cometer el magnicidio y lo mejor sin pruebas, algo que se hace muy común en la zurda progresista, verde petrista al señalar y difamar, pues su principio de justicia es al mejor estilo de los nazis “¡Culpable! ¡Culpable! hasta que demuestres la inocencia” pero cuando son ellos, ahí sí, exigen todas las garantías habidas y por haber, que todo es un mal entendido. El mayor ejemplo fue el caso de Jesús Santrich. #DobleMoral. Dijo Euclides “Todo lo que se afirma sin pruebas, puede ser negado sin ellas”

El debido proceso está definido a nivel universal y del cual se ufanan tanto la ONU como la Corte Interamericana de los Derechos Humanos CIDH – OEA en una serie de garantías inderogables que tienen que ver con la dignidad humana y eso implica: su presunción de inocencia, su derecho de defensa, el derecho a no declararse culpable y ser asistido de un intérprete en el juicio, (en Haití hablan francés), al derecho de contradicción probatoria a por lo menos saber por qué se encuentra detenido, a ser juzgado por un juez competente e imparcial, a un juicio justo, a interponer recursos contra las decisiones judiciales.

La mitad de las garantías anotadas en el párrafo anterior, la izquierda colombiana #mercenariosdelperiodismo y muchos influencers ni las observa, si pudieran viajarían a Haití prepararían la hoguera o el patíbulo, quienes condenan fácilmente con un titular de prensa y pregunto ¿y si fuera un amigo, un miembro de tu familia pensarías lo mismo?.  Tal como lo dijo Charles Burowski “Supongo que el único momento en que la mayoría de la gente piensa en injusticia es cuando les sucede a ellos”

Para la izquierda y especialmente al senador Gustavo Bolívar olvida en su sectarismo, que nadie puede ser discriminado, ni acusado, ni sometido al escarnio público por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica y menos tildar varios colombianos de mercenarios, paramilitares, que participaron en el asesinato del presidente de Haití sin haber sido sometidos a un juicio justo, eso es ser canalla. “Si algo que me hierve la sangre es que no sirvo para poner la otra mejilla ante la injusticia” LGCN

A este senador no se le pasó por la cabeza que condenar por un titular de prensa, por las afirmaciones no oficiales y desde su cuenta de twitter de una situación que está apenas en investigación, esclareciendo los hechos de lo que realmente sucedió, demuestra que le importa poco las familias de los detenidos en Haití, no sólo destruye su credibilidad, si no que afecta su honra y el buen nombre por ser colombianos sean o no militares, que ironía senador Gustavo Bolívar cuando se trataba de Jesús Santrich o las FARC era uno de los primeros que corría a decir que eran líderes campesinos, colombianos de bien, se nota senador todo el afán de propagar rumores y descargar la culpa a esas personas que apenas conoce. Confirmando lo que dijo Miguel Cervantes “Lucho contra tres gigantes: el miedo, la injusticia y la ignorancia.”

En resumidas cuentas, para la izquierda y Gustavo Bolívar no existe ni la Presunción de Inocencia, ni el Derecho de Defensa, ni el Debido Proceso, para la zurda la carta Magna de 1215, La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José) la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 no existen para esos colombianos en Haití, pero si fueran militantes de la izquierda, ahí si valdría. Si por usted fuera de una vez al paredón, porque las garantías sobran, un abogado para su defensa no se necesita, debido proceso eso es muy demorado cuando se trata de un contradictor político, de una persona que no lo apoya, o mejor aún acusa por acusar, siendo juez, jurado y verdugo sin haber verificado la situación de nuestros nacionales en Haití otra de sus tantas canalladas.

Frente al caso del homicidio de Jovenel Moïse, es extraño que a la esposa del mismo sus heridas no fueron de tanta gravedad y la evacuaron tan rápido, resulta curioso que sus asesinos pasaron como pedro por su casa por la residencia presidencial para cometer el magnicidio, quien era un presidente muy controvertido con sus opositores políticos, pero que había advertido el temor por su vida.

Raro que a los colombianos capturados que se acusan de mercenarios y eran tan buenos en lo que hacían en vez de huir del país ya sea para República Dominicana u otra nación caribeña, incluso Estados Unidos los detuvieran rapidito servidos en bandeja de plata, ¡Ah! a cualquiera lo pueden acusar de mercenario o terrorista poniéndole elementos de guerra y sonrían para la foto, en fin… a este cuento le falta mucha tela por cortar casi de dos tomos.

La conclusión de los ataques difamatorios de Gustavo Bolívar contra colombianos detenidos en Haití la define la frase de Joseph Zallingher “la indignación, la rabia, la guerra, la impotencia, la injusticia, cinco razones para convertir a los hombres buenos en crueles.”

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