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Del incesto y otros demonios del código penal. Por: Ex magistrada María Patricia Ariza Velasco

Del incesto y otros demonios del código penal. Por: Ex magistrada María Patricia Ariza Velasco

Creo definitivamente que algunos funcionarios que deambulan por la Casa de Nariño presumen que la mayoría del pueblo colombiano es ignorante. Si bien es cierto algunos de las nuevas generaciones aparentemente son alfabetos, pero ni leen, ni escriben, lo cierto es que hay mucho abogado en Colombia, bastantes estudian en la actualidad en las facultades de Derecho a lo largo y ancho de todo el país, en diferentes modalidades, lo cual ubica a Colombia como el segundo país con más profesionales de esta disciplina a nivel mundial, después de Costa Rica. El promedio arroja la presencia de 355 abogados graduados por cada 100.000 habitantes y anualmente se gradúan 14.000.  Por tanto, no es tanta la ignorancia en materia legal y menos en la penal, pues es el área más apetecida por los estudiantes, según lo muestran las reglas de la experiencia, con el ítem adicional que mucho colombiano se siente abogado.

Pues bien, ahora el tema gira en torno a la brillante idea, de eliminar el incesto del Código Penal. Bueno quitemos el componente moral para llevarle la cuerda a los “progres” que desconocen que el Derecho Penal moderno es el resultado de una verdadera conquista dinámica en pro del hombre, la sociedad, el Estado, la familia, con raíces históricas remotas, pero con seguridad se tiene al recorrer los tiempos, su proscripción desde las normas jurídicas de la antigua Roma, sin referirme para nada al Derecho Hebreo. Tuvo una dinámica de aceptación particular en las casas de las realezas europeas durante la edad media, pero de manera general proscrita por razones de compromisos genéticos comprobados y por la serie de problemas relacionados con otros delitos como la violencia sexual y la intrafamiliar o doméstica. Eliminemos las connotaciones religiosas también, las que ya no tienen que ver con el Derecho Penal en la actualidad, porque los avanzados “progres”, para su comodidad han eliminado la concepción de Dios el Padre Eterno y sus normas innegociables, que hacen eco en la conciencia. ¿Pero con los otros temas que sucede? Entonces no hay que contar con políticas de prevención, como sucede al describir los tipos penales y evitar las consecuencias reflejadas en condiciones físicas desastrosas, ¿cuándo producto de las relaciones incestuosas se engendra y nacen hijos, con defectos físicos ostensibles, comprobados científicamente?  Acá uno desprevenidamente se pregunta: ¿A quien o quienes les desean aliviar el camino de pesos emocionales, por causa de haber sido producto del delito, incurrido en este o estar incurriendo actualmente?

Causa hilaridad justificar en la narrativa de Gabriel García Márquez, la eliminación de los tipos penales del incesto. Recientemente terminé el análisis in extenso de la obra en el género de la narrativa del nobel de literatura, a fin de desentrañar la inmensa influencia del Derecho en todas sus especialidades, en novelas y cuentos, en razón a que Gabo alcanzó a estudiar dos años de esta disciplina en la Universidad Nacional y si, relaciona el delito de incesto solo en Cien años de Soledad, que se convierte en una pesadilla para Úrsula Iguaran, la matrona que intenta por muchos medios disuadir y evitar las relaciones incestuosas en su familia, por las taras o defectos físicos a que estarían sometidos los hijos producto de tal conducta. La pregunta que surge es la siguiente: ¿Entonces se debe justificar la eliminación del incesto, porque es una conducta delictiva transversal en Cien años de Soledad? Pero resulta que, en toda la narrativa de García Márquez, aparecen todos los delitos posibles para las épocas en que suceden los hechos, que de manera general se entrelazan entre novelas y cuentos. En una de sus obras que es mezcla de novela y crónica (Noticia de un secuestro), se narran los secuestros de personajes políticos del siglo XX y las tropelías de Pablo Escobar y su cartel. Entonces, ¿ahí se encontrarán las razones jurídicas válidas, para también eliminar no solo el secuestro, sino todo lo relacionado con el narcotráfico, el terrorismo, el concierto para delinquir, la fuga de presos, las masacres, los asesinatos, las torturas, etc.? Gabo fue notario de las realidades dolorosas que no hemos superado, pero no fue su defensor, solo narró situaciones escabrosas a manera de testigo presencial o de oídas, que llevaron a considerar sus obras como iniciadoras del género narrativo del realismo mágico.

La propuesta presentada al Congreso de la República se fundamenta en el rimbombante argumento de “política criminal”, dizque para mitigar el tema de congestión judicial a nivel de investigación y juzgamiento por un lado y por otro lado como vía de solución frente al hacinamiento carcelario de vieja data, sacando en primer lugar (unos casos han sido fallidos) a “gestores sociales”, esos actores que salen no solo de las canteras del “estallido social”, eufemismo que corresponde al terrorismo urbano que tuvimos que soportar los colombianos, sino además de las mafias organizadas del narcotráfico, hijos de gatas, de lagartos, etc, y otras modalidades de delincuencia común organizada, que han causado mucho dolor a colombianos de todas las clases sociales, condición, raza e ideología. Pero mirando la estadística judicial, es poco lo que gira en torno al incesto, mínimo, como diría Maduro “milímetros de segundos” y, por tanto, sujetos detenidos y condenados por el delito de incesto “casi poco, casi nada”. Entonces, por este lado es un distractor el argumento y un cuentico que no nos tragamos. De paso no solo se atropella la Constitución Política, también un buen número de instrumentos internacionales en Derechos Humanos

Como se advirtió el incesto toca otros comportamientos también delictivos y con consecuencias funestas para la sociedad, como la violencia sexual al interior de la del ámbito familiar, es decir dentro de las cuatro paredes del hogar, generalmente contra niños, niñas y adolescentes, situación que resulta ser ignominiosa para una familia y por ello no denuncian estas tropelías, porque se revictimizan las víctimas en los estrados judiciales. No se activa el aparato judicial, tal como no se denuncian más del sesenta por ciento de los delitos en contra de la libertad sexual, donde las mayores víctimas son mujeres, que el Estado ha sido negligente además frente a políticas reales de prevención y la toma de decisiones ejemplarizantes por jueces y magistrados, exigida por tribunales internacionales. Recuerdo en mis tiempos de fiscal en una unidad de violencia intrafamiliar, a una mujer de estrato socioeconómico clase media, narrar como se obligaba a dormir todas las noches ante la puerta del dormitorio de sus hijas de once y trece años, para obstruir la entrada del progenitor, quien había ingresado en varias ocasiones para accederlas sexualmente, lo que le valió violencia física que casi culmina con su muerte, hecho que finalmente la motivó a denunciar después de varios años lo que sucedía. ¡Eso es lo que se va a eliminar del Código Penal vigente!. No nos dejemos llenar de eufemismos, es esta la campaña directa para ir socavando poco a poco el Código Penal, sin ningún recato o miramiento y que enseñoreen a cambio en el país todos los delincuentes. Es hora de demandar a los congresistas elegidos por voto popular que sean consecuentes frente a la responsabilidad que adquirieron por voluntad popular. Es el Congreso en Chile, el que ha evitado las tropelías de Boric, quien no logró metérselo al bolsillo. Acá la mayoría de los congresistas en cambio, se arrodillaron para recibir migajas de poder traicionando a sus electores.

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