BOGOTÁ, 14 de noviembre de 2021.- Agotados por lo que ven como una disfunción arraigada y falta de concentración , los asistentes del West Wing han levantado la mano en gran medida contra la vicepresidenta Kamala Harris y su personal, decidiendo que simplemente no hay tiempo para lidiar con ellos en este momento. , especialmente en un momento en el que el presidente Joe Biden enfrenta preocupaciones legislativas y políticas que se multiplican rápidamente .
La exasperación corre en ambos sentidos. Las entrevistas con casi tres docenas de asistentes, funcionarios de la administración, agentes demócratas, donantes y asesores externos de Harris, que hablaron extensamente con CNN, revelan una realidad compleja dentro de la Casa Blanca. Muchos en el círculo de la vicepresidenta están furiosos porque ella no está preparada o posicionada adecuadamente y, en cambio, está siendo marginada.
La propia vicepresidenta les ha dicho a varios confidentes que se siente limitada en lo que puede hacer políticamente. Y quienes la rodean desconfían incluso de insinuar ambiciones políticas futuras, con el equipo de Biden muy en sintonía con las señales de deslealtad, particularmente del vicepresidente.
Pocos de los informantes que hablaron con CNN creen que está bien preparada para el papel que sea. Harris está luchando con una relación inestable con algunas partes de la Casa Blanca, mientras que los partidarios de mucho tiempo se sienten abandonados y no ven un sentido público coherente de lo que ha hecho o ha estado tratando de hacer como vicepresidenta. Ser la primera mujer, y la primera mujer de color, en un cargo electo a nivel nacional es histórico, pero también ha supuesto un escrutinio descomunal y sin perdón ni siquiera por los pequeños errores, como suele señalar.
Los defensores y las personas que se preocupan por Harris se están poniendo frenéticos. Cuando están molestos, algunos comparten una historia reciente de Onion burlándose de su falta de trabajo más sustantivo, una con el titular: “La Casa Blanca insta a Kamala Harris a sentarse frente a la computadora todo el día en caso de que lleguen los correos electrónicos”. Cuando están deprimidos, rechazan el rumor al estilo de Aaron Sorkin de que Biden podría intentar reemplazarla nominándola para una vacante en la Corte Suprema. Esa charla ya alcanzó los niveles más altos de la órbita de Biden, según una persona que la escuchó.
Se la percibe en una posición tan débil que los principales demócratas dentro y fuera de Washington han comenzado a especular en privado, preguntándose unos a otros por qué la Casa Blanca le ha permitido estar tan cojeando en la conciencia pública, al menos como ellos lo ven.
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